No puedo evitar ser un gilipollas
Me encantan las parejas
que pasean por la vida de la mano,
arrastrando el carrito de su hijo
familias embadurnadas de felicidad,
con esa mirada que espanta a los problemas
las hipotecas
el paro
y las angustias del fin de mes.
Me encantan
y me enamoran
aquí sentado en el parque,
calándome los huesos bajo esta puta lluvia,
fumándome las últimas y mojadas horas del día.
Me admiran esas parejas
impávidas e impertérritas,
valientes como un piropo a las cinco de la mañana
me dan envidia
–qué cojones–
con las bolsas del Eroski arrugadas,
el periódico mojado bajo el brazo
y esa felicidad tan dichosa como chubasquero.
Me vuelven loco
en esta noria que gira marcha atrás
en mis bajos fondos
con ‘Come Pick Me Up’ en bucle golpeando mis oídos,
me enamoran
y al final acabo sintiéndome un gilipollas
al pensar que soy el único
con problemas.